jueves, 15 de julio de 2010

¡De aventuras! Primera parte: En busca de LA LLAVE

Tras terminar con mi entrenamiento habitual, el oro empezaba a llenar mi mochila, por lo que fue al Depot a descargarlo. Me disponía a volver, pero... esto empezaba a ser demasiado abrruido, siempre matando Rotworms, Cíclopes (ya habitualmente) y Carrion Worms. Empezé a runear un poco en la granja cercana al Depot... de pronto, alguien se comunicó conmigo telepáticamente.

-Me han dicho que quieres emociones, ¿Verdad?
-¿Quién eres tú?
-Veras, se como puedes sentirte vivo, o incluso muerto.
-Suena bien, continúa.
-Existe una sala con unos cíclopes, creo recordar que eran dos, donde encontrarás una llave. Esa llave podrá abrir una puerta que te conducirá a un tesoro más adelante...
-Interesante...

Apunté todas las indicaciones y me preparé un poco antes de partir. Sin embargo, algo en ese tipo me hacía dudar de la sencillez del trabajo. Hablé con Decius. Al principio parecía poco convencido, pero conseguí llevarlo conmigo. Siguiendo las indicaciones, pasamos por una sala llena de gas venenoso, una llena de agujeros del cual solo uno era real, y un pequeño ejército de Minotauros del General Fox de Mintwallin. Al fin encontramos la sala de LA LLAVE. Según el hombre que me había hablado antes, sol tenía que pulsar una palanca y la pared se movería, de forma que pudiera entrar. Una vez dentro, solo tendría que coger una llave de un cofre y salir por una puerta cerrada, abriéndola con dicha llave. Además, también había gemas como recompensa. Decius trató de detenernos un poco, pero yo quería emociones fuertes...
Luego, me di cuenta de mi error. Al pulsar la palanca, vi a 4... no, 5 cíclopes corriendo hacia mí. No sobreviviría, estaba seguro. Corrí a por la llave intentando esquivarles, pero me equivoqué de cofre y encontré las gemas... Me acorralaron, conseguí acabar con uno de ellos pero me aplastaron como a una mosca. Sí, morí... pero bueno, al menos Decius también.

Sin embargo, me había divertido. Ahora solo debía recuperar todo mi potencial perdido con los clásicos Rotworms... estuve entrenando un rato y volví a aburrirme de ellos. Volví de nuevo al Depot. Creo que había superado mi anterior forma física. Entonces, vi a aquel viejo druida, que me llevó a por mi segunda vara... simplemente, me miró y asintió. Supe a que se refería... estaba listo. Cogí todo mi oro junto, y fui a ver a Xodet, el propietario de la tienda de objetos mágicos. Efectivamente, tenía una nueva Wand para mí, la Wand of Decay... la verdad, parecía una vara muy asquerosa, estaba medio rota... Pero al probarla, compensó con creces. Su daño era relativamente grande, en comparación la Wand of Dragonbreath... sin embargo, esta me costaba más maná, lo notaba... Bueno, al menos tal vez la vara nueva me daría el incentivo que necesitaba.

¿Creeis que estoy loco porque no me importara morir? Vosotros no lo entendéis... Fue una experiencia agradable que se podría añadir a mis muchas futuras leyendas. Pero aquí no acaban mis aventuras...

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